lunes, 1 de junio de 2009

JUNIO ( 9na Parte)

junio
Nota enlace: Me complace continuar la publicacion virtual de mi novela "Entre sabores y sinsabores". En el archivo que aparece a la izquierda de su pantalla se irá configurando el detalle de la estructura completa de la obra. Se sugiere al lector entrar a través de la etiqueta novela y seguir el orden cronológico que presenta el archivo




Junio. Entre Fríos y Resfríos


Junio entró gélido, pensé que si empezaba así nos esperaba un riguroso invierno, Hele, canceriana del primer decanato, cumpliría sus sesenta y tres años. Estaba decidida a hacer un té en su casa e invitarnos, sólo a las mujeres, además de las ENTRE6 también estaban convocadas para el festejo su cuñada, una sobrina y su vecina Amalia con la que estrechó su vínculo desde que Héctor murió. La pasamos muy bien ese viernes lluvioso, comiendo las exquisiteces que Hele había horneado, empezamos con té y terminamos con un delicioso vino espumante para acompañar la torta que a último momento trajeron sus hijas, quienes se unieron en el tramo final de la celebración. Helena nos puso al tanto de su última movida, había contratado a una personal trainner para hacer caminatas y un poco de ejercicio en su casa .


- Noto que si lo tengo que hacer sola me estoy quedando. No me decido a salir a caminar por las mías, el día pasa y no ejercito como en otras épocas, con Karina me obligo, ella llega a una hora que fijamos y salimos, además es una chica muy dulce a meses de recibirse de musicoterapeuta. Luego de la caminata venimos aquí, ponemos música de relajación y me controla los ejercicios de estiramiento. La semana que viene vamos a anotarnos en el gimnasio que funciona en el polideportivo para usar los aparatos porque los días muy fríos o lluviosos no podemos salir…


- Qué bueno, muy bien, buena idea… (todas entremezcladas)


El último sábado de junio, se presentó con bajísima temperatura, Myrhian, ausente con aviso, estaba en cama con 39º de fiebre y dolor de garganta y oídos. Si todo iba bien, seríamos cinco, tal como luego fue. Llegué tarde, no tanto como Ingrid a la reunión de mayo. Ya estaban todas. Merin hablaba sin parar, después de saludarnos retomó la palabra y siguió contando, me había perdido una parte que me sintetizó Donna


- Está harta de que le mienta, Merin se da cuenta de que no se compromete verdaderamente.Yo no entendía qué quería, qué esperaba Merin de ese hombre, ella insiste permanentemente que no quiere separarse de Fabio, para mí es demasiado confuso


- Bueno sigo ¿me escuchás Bella?


- Por supuesto


- El no se relaciona honestamente, dice que viene después no viene. Me pregunté si la palabra honestamente habría cambiado su significado. Sabemos que la lengua está viva y se producen cambios, o Merin había enloquecido. Me incliné más por esta última alternativa, decidí ser espectadora ya que cualquier intervención mía iba a resultar fastidiosa y hasta agresiva.


- Entonces me llamó, quería verme, yo le dije que no pero me moría por verlo, era necesario en ese momento entrar en el personaje de la gata Flora.


- ¿Para qué? – preguntó Hele-


- Para que no le resulte tan sencillo esto, para que me valore


- Merin ¿Cómo podés dudar de tus valores? -Agregó Donna-


- ¿Qué estás viendo en tus sesiones?


- Por ahora dejé, hasta que resuelva esto.


- No sabía que uno va terapia cuando tiene las cosas resueltas, pensé que se iba a las sesiones para resolver tensiones, conflictos, con ayuda de otro que en este caso es un profesional- dijo Ingrid-


- No te gustaba lo que te decía…


- afirmó Donna-


- No, no es eso, pero me perdí, no sabía por donde andar.


- Que te perdiste no cabe duda pero para saber por dónde andar te tiene que ayudar tu terapeuta.- insistió Donna-


- ¿Pensaste si te llega a ver Fabio en una situación irregular, me entendés no? Te estoy diciendo qué pasaría si él se entera que le estás poniendo los cuernos


- ¡No digas eso! ¡Ingrid! Es horrible.


- ¿Que te pesque o que le pongas los cuernos?


Estaba tan absorta en todo lo que pasaba allí que no me colgué con mis pensamientos en ningún momento, de todas formas en tanto las palabras de las ENTRE6 fluían vi a Merin desmoronarse, por más que me pese decirlo así.


- Me voy, me duele la cabeza, no puedo más, la seguimos en otro momento.


- Esperá – dijo Hele –traje unos regalitos, como sabía que Myrhian no vendría seleccioné uno y lo dejé en casa. Hele empezó a sacar de una mochila grande de tela color negra unos paquetes envueltos, cuatro en total y nos dijo que eligiéramos uno cada una de nosotras.


- Empezá vos le dije a Merin.Con una cara un poco más repuesta tomó uno de las paquetes, cada una hicimos lo mismo y los fuimos abriendo, eran cajas de mil colores.


- ¡Cajas pintadas! ¡Qué bonitas! - dijo Ingrid –


- Te cuento que la artista suele mencionarlas “pinturas en cajas” – agregó Hele – Es la misma plástica que pintó el cuadro que le regalamos a Merin.


- ¡Ah sí! Rita Balboa, con razón las veía como con un aire conocido, son hermosas, además tienen adentro, qué detalle He, saquitos de té y están todas pintadas también por dentro! - dije-


- ¡Sí! y abajo, en la base de la caja. Es como ir descubriendo más y más Matrioshkas, por todos lados, mirá estas mías, son un grupo – dijo Donna –


- Bueno chicas me alegro que les guste, las elegí con mucho cariño para todas nosotras.


- ¿Podés decirnos a qué se debe?- preguntó Ingrid-


- ¡Sí! por supuesto, estamos festejando la llegada del invierno.


- Sos una loca, corrijo, somos unas locas, sólo a nosotras se nos ocurriría celebrar la llegada del invierno. Aunque lo cierto es que las mujeres podemos estar dispuestas a festejar cualquier cosa con tal de comprar y estrenar algo y desenvolverlo, mirarlo y llevarlo a formar parte de nuestras objetos – dije, riendo-


- ¿Se acuerdan del vestido gris que me compré y lo usé una sola vez? ¡Cómo nos gusta comprar y estrenar! – agregó Donna antes de que alguna de nosotras se acordara del hecho fastidioso que nos mantuvo ocupadas hablando una tarde. Después cada una miró con detenimiento los gustos de té que azarosamente nos correspondieron según paquete elegido. Nos pusimos a hablar de los diversos sabores: menta, canela, frutas del bosque, boldo, cedrón, las frutas simples como durazno, naranja… Hele en medio de toda esa charla nos recomendó algunos yuyos para mejorar el funcionamiento nervioso o hepático. En un momento la vi a Donna con cara de descreimiento, escuchaba pero, me parece que con aire escéptico, finalmente, todas agradecidas hicimos un brindis doble con agua mineral por la llegada del invierno, vi pasar a Felipe, lo vi reirse… seguramente luego haría alguna alusión y quedaría como tantas veces incluído en nuestros dimes y diretes.


- Bueno chicas, ahora sí, me voy - dijo Merin. En ese momento sonó el teléfono de Ingrid, atendió diciendo que no sabía si contestar porque aparecía como número privado.


- ¡Sí, sí! Fabio, está acá, a mi lado


- Hola, ¿qué pasa? Ya me iba para casa. ¿Tu mamá? Ah bueno voy para allá.


- Qué pasó ( preguntó Hele)


- Luisa se siente mal Fabio está con Francisco, yendo para lo de mi suegra , llamaron a la guardia, me voy.


- Avisá a una de nosotras cómo va todo y si necesitás algo ( dijo Donna)


- Sí, gracias, chau. Cuando la vi alejarse pensé que estaba envenenada de amor. Y ahora el tema de Luisa, sin duda debía apoyar a su marido en ese trance. El tiempo haría su obra, como siempre sucede, podría matarla asestando un golpe en su vida de pareja con Fabio o todo decantaría en algún momento, metabolizaría la pócima de amor destructiva y después de salvarse retomaría los rumbos de su vida. A los pocos minutos pagamos, Felipe tal como pensé, nos pregunto por el festejo del día, el viejo camarero nos conocía bien sabía de nuestras diabluras y supongo que en cierta forma alegramos su vida con un poco de color, vida, a la que yo supongo rutinaria, nos levantamos, nos saludamos. Antes de retirarnos preguntamos por Magali, Donna, emocionada nos anunció que llegaría una nieta, agregó que ya estaban instalados en su departamento de la calle Blanco Encalada y que esperaban ansiosos, entusiamados y con alegría la llegada de la pequeñita. La felicitamos con mucho afecto y nos despedimos hasta nuestras próximas comunicaciones, que por el asunto de Luisa sería a la brevedad. A las dos horas Merin llamó a mi casa y me explicó que su suegra padecía de un síndrome vertiginoso, cuando le pedí explicación me lo dijo con palabras más sencillas, estaba padeciendo mareos muy fuertes, la causa, por el momento, desconocida, para saber algo más haría falta hacer estudios médicos y distinguir si provenía del oído, de alguna fuerte contractura en las cervicales o de algún otro origen neurológico.Me dijo además que ella ya estaba en su casa con Franchu y que Fabio pasaría esa noche en casa de Luisa. Nos despedimos y antes de dormirme avisé a Hele para que siguiera con la cadena de información...


Escuché la sirena, la ambulancia otra vez, siempre en medio de la noche, escuché a mi padre hablar por teléfono, seguro que con Eulalia, luego sonó el timbre, pero esa noche no hubo internación, mamá fue medicada, la médica controló su presión y la vi irse con un frasquito en la mano, lleno de un líquido rojo. Papá entró a mi habitación, simulé estar dormida, me arropó y buscó la salida, al darse vuelta y cerrar la puerta no era papá, era Juan que me sonrió y se fue, la habitación giró entera, me turbé, no sabía ni quién era, ni dónde estaba.Miré el reloj y, al hacerlo, unos acordes dulces dieron introducción a Enya, quien suavemente comenzó a cantar.A la ducha caliente y reparadora le siguió una buena encremada en todo el cuerpo, luego el desayuno que tal como me había dicho Mónica, la nutricionista, debe ser la comida más abundante del día, el alimento de una reina.- Es importante que vayas menguando la cantidad . Recordá esto: Desayuno para una reina, almuerzo para una mujer normal, cena para una mendiga.Por supuesto y a pesar de todas mis ocupaciones no debía soslayar la merienda y dos colaciones, en verdad entre las indicaciones de Naomi y de Mónica tenía que cumplir con un montón de tareas para conservar la salud y la estética. Esa tarde llamé a Merin para saber cómo seguía Luisa.A esa altura Merin estaba muy informada sobre los ataques de vértigo y debían acompañar a Luisa a controles con otorrinolaringólogo, traumatólogo y neurólogo. Le habían adelantado que seguramente pedirían una audiometría, placas de las cervicales, un ecodoppler de vasos de cuello para ver la irrigación que manda hacia el cerebro la carótida…No se detenía en las descripciones, en cuanto pude percibir un silencio escaso entre una palabra y otra le dije que ya me estaba sintiendo mal como si me estuviera mareando...


- ¡Por Dios sos reimpresionable!- Sí, soy así, no lo describas tanto, sólo decime cómo anda y si te ayudo en algo.- Está bien, por ahora todo va tranquilo, hay que hacer los estudios.




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