Las
culturas imperantes en cada momento histórico han determinado cambios
significativos en el concepto amor y
por ende en los modos vinculares que los seres humanos construyen y sostienen.
Desde la antigua Grecia en el cuento de Eros y Psique se habla de un amor
doloroso. El amor cortés, más tarde se
caracterizaba por la no consumación hasta dar paso a un amor conocido como
burgués y victoriano con consumación y
matrimonio. La evolución del concepto amor nos pone frente al llamado amor
romántico, donde la pasión y el deseo sexual tienen un lugar. Hoy día estamos
frente a un “amor confluente” tal como lo llama
Anthony Giddens (1992), caracterizado por una relación de igualdad en la
pareja.
El
sociólogo polaco Zygmunt Bauman desarrolló y publicó en el 2005 su obra “Amor Líquido”, en la cual resalta la
fragilidad de los vínculos humanos que se viven en la posmodernidad. Si bien
este tiempo posmoderrno designa en principio un movimiento artístico cultural y
filosófico, ideológicamente defiende un modo híbrido, una cultura popular y un
claro descentramiento de la autoridad intelectual y científica, abriendo
caminos que se distancian de las formas tradicionales. Ahora bien volviendo al
tema de los vínculos interpersonales las características del amor líquido están
dadas por fugacidad, inestabilidad, falta
de compromiso duradero y superficialidad
tiñendo de un tinte particular en nuestros tiempos a las relaciones amorosas.
René
Kaes desarrolla el concepto de Crisis, Ruptura y Superación y nos dice que toda
persona y organización sanas no carecen de atravesar una o más crisis a lo
largo de su vida. Las crisis son
acontecimientos graves que requieren toma de decisión para dar curso a cambios
que permitan llegar a una resolución que
den lugar a algo nuevo superador de la situación inestable vivida. Se produce
una ruptura de la realidad propia de una evolución no lineal y se produce un
quiebre del sistema.
Cuando
la ruptura se produce en el sistema pareja y se observan los aspectos negativos
en que se ven envueltos los hijos es necesario pensar en recursos que ayuden a
emerger de la situación conflictiva y displacentera, evitando la cristalización
del estado penoso donde la angustia, el miedo y la violencia pueden tener un
lugar. Entre los recursos para restablecer la estabilidad perdida la mediación tramitada con expertiz presenta alternativas
de solución que contemplan beneficios
para los integrantes de la pareja y los hijos, si los hubiera, en aras de
encontrar un sistema familiar reordenado e innovado.