viernes, 25 de diciembre de 2009

ENERO ( Ultima parte)




Nota enlace: Me complace dar fin con este capítulo a la publicación virtual de mi novela "Entre sabores y sinsabores".
En el archivo que aparece a la izquierda de su pantalla se irá configurando el detalle de la estructura completa de la obra. Se sugiere al lector entrar a través de la etiqueta novela y seguir el orden cronológico que presenta el archivo.


Enero

Giros y más giros bailaba el vals que no bailé a mis quince años, estaba con un vestido largo de color rosa, mi cuerpo se movía, vi a Juan bailando con Magali, ¿era mi fiesta o la de ella?
- ¡Annabella, Annabella! Golpes en la puerta y gritos diciendo mi nombre me despertaron bruscamente
- ¡Sí! ¿quién?
- ¿Cómo quién? Soy yo Virginia.
- Sí Virginia, pasá. Estaba soñando…
- Llamada de la señora Donna, quiere hablar con usted.
- Caramba es tardísimo ¿Por qué no me despertaste Virginia?
- La llamé dos veces pero no me contestó, cuando le comenté a la señora Donna me dijo que
insistiera, ella quiere almorzar con usted.
- Bueno, decile que me pase a buscar en una hora.

Me bañé, estuve un rato largo bajo la ducha, me gustaba sentir el agua recorriendo mi cuerpo, tomé el shampú de jojoba que había traído de la casa de Eulalia, lo esparcí suavemente, volvió a mí la sensación dulce y lejana que dejaban las manos de mi madre lavando mis cabellos, luego tomé entre mis manos la crema enjuague que Euli compraba sólo pensando en mí ya que, Fabián se ocupaba de las cabezas de ella y de Germania. Rosa María, hija de la fiel servidora de mi tía, tiene previsto su regreso al país para junio, hasta ese entonces, Germi, compañera del último tramo de la vida de Eulalia, seguirá habitando la casona.
Más tarde vendrá otra etapa precedida por algunos interrogantes tales como ¿qué hacer con la casa y con las cosas que hay en ella? Un asunto difícil, con implicancias afectivas y demasiados recuerdos, que tales como dice esa letra hermosa y nostálgica, "se me desbordan dentro del pecho y no caben en una canción".

- ¡Annabella! La señora Donna está aquí.

Cuando llegó Donna yo terminaba de vestirme con mi calza negra y mi remera nueva, casi lista, sólo debía peinarme, ponerme un poco de rouge, una gotas del Lolita y no olvidar mis lentes oscuros, cada vez se agudizaba más mi fotofobia .

- Bueno, ¿cómo andás? ¡Te veo genial estrenando otro año, otras ropas, otras fragancias! contame lo del otro día eso de entre sab y sinsab ¿De qué se trata?
- ¡Ah te acordaste! Es una de mis elucubraciones, me gustaría hablar de eso con las chicas en la próxima reunión, pero te adelanto algo, por ahí te parezca tonto y muy obvio lo que te voy a decir pero para mí es como que hubiera hecho un descubrimiento hoy me doy cuenta más que nunca que la vida pasa entre sabores y sinsabores, entre sab y sinsab ¿Me entendés?
- Creo que sí Annabella.
- Entre cosas gratas e ingratas, todo el tiempo, es como algo que no cesa…
- Sí yo también lo creo, lo malo a veces tiene algo de bueno y lo bueno muchas veces trae algo que no es tan bueno, en fin… es la vida. Una vez te dije que me gustan mucho los escritos de Gilles Deleuze, él habla del concepto "entre" e insiste que lo que deviene está entre todo el mundo, la vida, dice, trae fisuras, por eso siempre algo escapa y aparece en otra parte, no se trata de pensar primero esto, luego esto otro sino que lo que cuenta en un camino, es el medio, no el final, ni el comienzo Muchas veces me pregunto ¿qué comienzo? ¿ qué final? En verdad todo sigue entre otras cosas, empezar, terminar, nunca son interesantes, el medio sí lo es.
- Encuentro bastante complejo lo que decís pero creo entender
- Bueno y ¿hoy que hacemos?
- Vayamos a comer. Te quiero contar algo que no sabés. Sólo la tía lo sabía
- ¿Con respecto a?
- A mí, a no querer hijos...
- ¿En serio? ¿Crees que no lo sé? ¿Que no me di cuenta, que no até cabos a lo largo de los años, que mis charlas con tu tía no desprendieron algunos señuelos claros para alguien que trabaja con los sentimientos, los dolores, las conductas de las personas?
- Me siento una estúpida.
- No, no sos una estúpida, a lo sumo una miedosa, pero ojo el miedo no es tonto por ahí a veces protege.

- Sabés Donna muchas veces vi sus ojos, estaban como presos por el miedo, como si una gran oscuridad la envolviera y todo un caos la desintegrara. Sólo empezar a cantar la estabilizaba un poco y entonces sonreía y me llamaba, muchas veces a gritos, ¡"hermosa"! Sabés que muchas noches, aún hoy, recuerdo con mucha nitidez aquellos ojos y hasta creo escuchar su canturreo, además entra en mis sueños...
- Estás hablando de tu madre ¿cierto?
- Sí. Te dije.
- No, no me dijiste pero igual entendí. Muchas cosas que te vienen pasando desde que te conozco las intuí, y me fui dando cuenta que en tu ser habitan voces e imágenes de otros tiempos. A veces te lastiman y mucho.
- A veces me gustan y revivo momentos lindos de juego, con risas y cantos, cómo recuerdo los cantos, su voz…
- Seguramente hubo muchas ocasiones en que tu mamá lograba con esa cancioncilla un centramiento, es decir que daba un salto y salía de su mundo caótico. Hay un escrito hermoso de Deleuze que se llama Del Ritornello, dice que el cantar es creador de un espacio con componentes sonoras que son fuerzas anticaos, los cantares son una pared que contienen, dan marco, cierta seguridad. Sabés Annabella que todos cuando tenemos miedo, podemos acudir a la protección de una canción que nos cobija, inclusive improvisándola, es una forma de unirnos al mundo compartido.
- Vos estabas leyendo un libro de ese autor el otro día cuando nos reunimos.
- Ah sí, “El Pliegue” pero yo me estaba refiriendo a un libro hermoso que se llama Mil Mesetas, escrito entre2, allí Deleuze y Guattari nos hablan de estas fuerzas anticaos y de tantas otras cosas y lo hacen de una manera magistral.
- Creo entender, no estoy del todo segura…Debería estudiar psicología (me reí)
- No hace falta, para entender tu vida y vivirla de la mejor manera posible, basta con que te conozcas y confies en vos y en tus cosas. Yo te decía que el miedo no es tonto a veces es protector, todo es cuestión de medida, si es excesivo puede volverse limitante y ya no te sentirías libre pero te conozco y sé que lo tuyo en cada caso fue una decisión… y bueno… es así, hay que bancar los efectos, todas las decisiones tienen efectos.

Asentí, siempre me había gustado escuchar a Donna, ella me entendía y para eso casi no tenía que hablar. Al día siguiente me llamó Hele, quería saber cómo estaba de ánimo y arreglar para vernos.

- Bueno nos vemos a las seis, Merin me dijo que por ahí viene.
- Buena idea , nos vemos. Cuando llegué Hele ya estaba allí.
- Sabés Victoria está embarazada, otro nieto o bueno en verdad tal vez más de uno ¿ Qué te
parece?
- Que la vida sigue, es una gran alegría sé que Vicky lo estaba buscando.
- Sí, en verdad no sé, no sé qué decirte creo que no buscaba un embarazo múltiple, sabían del riesgo… pero bueno…Veremos entre Dios y la ciencia qué resulta. Fue bastante difícil, lo habían intentado tres veces y nada… pero ahora se dio así te lo voy a decir: por ahora son cuatro en carrera.
- ¿Cómo?
- Te cuento, de todo esto me acabo de enterar ayer, esta última vez pusieron seis ovocitos fecundados, dos de ellos no siguieron su camino y por ahora son cuatro, podría darse que no todos continúen su evolución. Si siguen también es un poco peligroso para ella y los bebés.
- ¿Y entonces?
- Van a tener que enfrentarse en cuatro semanas a la decisión de detener a algunos o que sigan todos sus desarrollos. Sea como sea le van a hacer un cerclaje.
- ¿Detener qué? ¿Un cerclaje? No entiendo.
A esa altura del relato ya empezaba a marearme y eso que no estábamos hablando de vértigo, pero si todo esto que tiene que ver con el comienzo de cuatro vidas no es también vertiginoso ¿qué lo es?
- ¿Qué es el cerclaje?
- Mirá por lo que me explicó mi hija es una sutura del cuello del útero, para que no se adelante el parto.
- Ah parece algo sencillo.
- No sé, se hace con anestesia, estoy un poco preocupada… Además está el tema de la reducción …
- ¿Reducción? ¿lo de detener?
- Sí, es bastante complejo el tema… de seguir con todos te dije hay riesgos… por otra parte sabés cómo somos… Victoria es como su padre… tiene un sentido por la vida, una defensa a ultranza… no sé qué va a hacer… Si lo pienso me hago malasangre, yo también respeto la vida, no acuerdo con el aborto, pero la vida de Victoria también entra en juego… ¿Qué te pasa? Te veo pálida.
- Sí, me doy cuenta que los temas médicos me afectan, es como si me bajara la presión, además pienso en Vicky y en los bebés…
- Bueno, creo que todos estamos un poco asustados pero confío en que el equipo médico que eligieron es muy bueno y van a monitorear muy de cerca todo este proceso.
- ¿Monitorear? ( preguntó Merin mientras llegaba desconociendo absolutamente el tema del cual estábamos hablando)
Sí, es Vicky, está embarazada.
- Felicitaciones (lo dijo con un tono medio tristón).
- ¿Cómo andás? (agregó Hele mirándola a fondo.
- Bien.
(ambas, Hele y yo notamos algo extraño).
- Un bien medio lánguido ¿no? (dije con cierto tono dubitativo).
- Estoy bien, pero, se los digo de una, me volví a ver con Fidel.

Todo lo que se habló después tomó para mí distancia, no lo puedo explicar exactamente pero una fuerza me sacó del ámbito, mi cabeza estaba en otro lado, no entendía cómo las personas se enrollan en situaciones tan dolorosas, gozan y sufren al mismo tiempo.Pensaba en todo lo que me había contado Hele sobre su hija y su próxima maternidad, en mi madre, en mí dentro de ella, cuando me estaba gestando, en los riesgos, en la enorme fragilidad del ser humano, en todo lo que sucede entre la vida y la muerte. También pensé en Francisco con su enorme sonrisa inocente, en Fabio con sus corazonadas, en todo lo que había pasado antes, entre Fidel y Merin, en nuestro andar cotidiano, entre las dificultades, entre las decisiones, entre las risas y los llantos…Y ellas estaban ahí… hablando… por momentos se me alejaban, sus bocas se movían, sus cabezas gesticulaban, todo se volvió extraño. Reedición de asuntos pasados insistían y cobraban nuevas formas. Cuando salí de mi aturdimiento y volví a la conversación Hele me miraba esperando una respuesta.
- Te repito Annabella ¿vos pensás lo mismo?
- No sé, hablemoslo en la próxima reunión.


FIN



Liliana Gimeno

DICIEMBRE 15ava parte

Diciembre




continuamos la publicación virtual de la novela "Entre sabores y sinsabores".
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Diciembre engalana las calles, las lucecillas coronan los árboles recordándome a Málaga, hermosa ciudad en la que estuvimos un fin de año, el tercero de nuestra convivencia. La hermana de Juan vivía y supongo, aún vive allí desde hace más de diez años. Casada, con dos hijos malagueños nos recibió con bombos y platillos y tuvimos la oportunidad de vivir una navidad en familia y despedir en la noche vieja al año que se iba con el cariño inmenso que brota cuando sabemos que la separación entre seres queridos llegará inexorable, y los miles de km. sólo serán burlados gracias a las nuevas tecnologías, que a modo de simulacro (tal como sostiene Juan) nos acercan un poco a los seres amados.“Cada fin de” da paso a lo nuevo que como siempre y en todos los lugares del mundo se llena de un núcleo potencial de promesas y las mejores expectativas. Buenos Aires estaba hermosa, o tal vez yo la veía así, salí a comprar regalos, siempre hay un grupo de personas en las cuales pensar, hoy, algunas de ellas ya no están, se han ido. Me he dado cuenta que hay, por lo menos para mí, dos formas de irse, la de aquellos que se han ido porque su corazón ya no late o la de aquellos en los que su corazón late en otra parte, de todos modos la vida siempre ofrece más, Hele insiste “si se tienen las manos abiertas la vida es pródiga” Hoy tengo la alegría de sumar a Oriana en mi nómina de regalos y quise aprovechar para elegirle uno, antes de que me presente su "lista de los no".Después de terminar con la hermosa faena de seleccionar los dones, tal como diría Marcel Mau ss, y reducir mis saldos disponibles comencé a caminar en tanto organizaba mis bolsas de regalos navideños, me sentía como los personajes de publicidad que mostraban en la “tele” atestada de paquetes y paquetitos, me divertía mucho pensar eso, pero en verdad me sentía cansada, había caminado varias horas y decidí tomar algo fresco. Apenas traspuse la puerta de la confitería escuché una voz conocida

- ¡Hola Annabella

Me di vuelta, era mi cosmiatra

- Hola Naomi ¡qué coincidencia!

- No te veo desde septiembre

- Sí es verdad debo pedirte un turno, e ir a verte, me colgué, mucho trabajo, pero uso las cremas tal como me indicaste, de hecho la diurna se me está terminando.

- Sentate un ratito que ya me voy a tener que ir

- Sí,Al dejar las bolsas se cayeron dos de ellas, empezó a sonar la musiquita del juguete de Ori, Naomi se sonrió.

-¡oh! el regalo para una persona chiquita ( le dije). Vos conocés a su mamá

- ¿Quién?

- Magali

- ¡La hija de tu amiga Donna! Mirá vos ya convertida en mamá, recuerdo lo nerviosa que estaba el día de su fiesta de quince Mandale un saludo de mi parte.

Naomí había maquillado a Maga el día en que cumplió sus quince años, la celebración fue hermosa, inolvidable, Magali estaba bellísima, muy emocionada. Una presentación en sociedad, todo un ritual de pasaje que la convertían en mujer. Naomí le había dado unos toquecitos etéreos de color suave cual princesa. Tengo frente a mí las imágenes de Juan bailando con ella, y Héctor y por supuesto Mauricio, un padre emocionado hasta el tuétano

- No te olvides de enviarle un saludo y... ¿cuándo querés que te haga una limpieza?

- Por ahí te llamo la semana que viene

- ¡Sí! porque el 29 me voy a Santa Rosa a pasar con mis padres.

Naomi se levantó, tomó sus cosas y nos despedimos, aún después de su partida el camarero se demoró un rato largo para tomar mi pedido.

Caminaba hacia el estacionamiento, bajé las escaleras, giré a la derecha , luego dudé, doblé hacia la izquierda, empezaba a enojarme conmigo misma, otra vez no había reparado, al dejar el auto, en los carteles de orientación, estaba confundida, de pronto lo vi... era Juan, una mujer y un niño caminaban a su lado, me turbé al instante, me oculté tras una columna , no quería ser vista, me sentí mal, acalorada, el corazón latía muy a prisa y por un momento me faltó el aire, no quería desmayarme, me sostuve en la columna que cual parapeto me protegía, cuando ella se dio vuelta para subir al coche vi su panza. ¡Otro bebé en camino! El, de espaldas, acomodó al niño y lo sujetó con el cinturón de seguridad, cerró la puerta y giró y ¡NO!, levanté la vista libremente, no era Juan. Me sentí taquicárdica, extraña, recuperé de a poco el alma y al caminar apenas unos pasos reconocí a mi auto.Me senté, no puedo decir con exactitud cuánto tiempo pasó pero supe que todavía había mucho trabajo por hacer dentro mío.Volvieron a mí sus palabras, aquellas del final. "Si alguna vez me necesitás, no importa cuándo, ni en qué condiciones me encuentre, mientras viva seré tu amigo incondicional, voy a estar a tu lado aún desde lejos. No puedo seguir de esta manera, te amo, pero esto es muy fuerte para mí, si Dios, la naturaleza o no sé qué lo impidiera o tuvieras algún problema, vos o yo, la adopción sería una alternativa, pero vos no querés, preferís una vida sin hijos, quiero saber si cabe la posibilidad de un cambio, pedir ayuda, tratar juntos de entender una posición tan absoluta …"

Recuerdo tal como si fuera hoy el diálogo

-la tuya también es absoluta

- Sí pero está ligada a la vida, a crear, a crecer juntos, a tener un hijo nuestro, de nuestro amor

- No, no puedo, no quiero, te amo pero no puedo.

Se fue sin agregar nada, días después me contactó un tal Ezequiel Martínez, colega antropólogo al que no conocía, combinamos día y hora para que pasara a buscar las cosas de Juan, llegó puntualísimo y con instrucciones muy precisas. Escrita con su propia mano Juan detalló sobre una hoja rayada de color amarillo intenso una lista compuesta por diez palabras, un paréntesis, una barra, cinco comas y un punto : ropa, zapatos, cinturones, pañuelos, medias, reloj pulsera ( primer cajón / bargueño).

- Buena tardes, soy Ezequiel, Ezequiel Martínez, hablamos por teléfono antes deAyer.- Sí, le preparé todo. Mientras caminaba, buscaba algo en su bolsillo, lo vi mirar las dos valijas, las cuatro cajas y las tres bolsas que circundaban el sillón de cuero que habíamos comprado un año atrás y en el cual nos reímos, jugamos y disfrutamos tanto de nuestros juegos amorosos.

- No voy a llevar todo eso, tengo instrucciones en este papel, así que veamos dónde están estas cosas. Me mostró la nota y la dejó en mis manos, caminó hacia los bártulos y comenzó a abrir cada bolsa, cada valija, separando tan sólo lo que indicaba aquella nota que a modo de prescripción inscripta en su memoria debía ser cumplida. Las cajas las desestimó con un solo vistazo porque al quitarles las tapas encontró libros, discos, algún encendedor, la vieja lupa y una calculadora científica. Luego lo vi hacer un movimiento con su vista y con su cuerpo hacia el bargueño.

- Me olvidé el reloj, ya se lo doy. Caminé hacia el bargueño, estaba mareada como inestable.

- Aquí está ¿y el bargueño y la computadora y… ?No me dejó seguir

- Sólo lo que está escrito en la nota. Su voz sonaba árida, cortante, si bien respetuosa, en todo el ámbito corría un aire pesadamente frío.

- ¿Usted va a volver por las otras cosas?

- No lo creo

- Entonces habrá que preguntarle…

- Las indicaciones fueron muy precisas si usted quiere consultarle algo le sugiero que lo haga ahora, mañana el número celular va a estar dado de baja. Me senté en la silla más cercana, sentí aplastar una carpeta de moldes que había dejado tirada allí horas antes, no podía creer lo que veía y oía, me sentí desfallecer, abrió la puerta, salió y entró inmediatamente con una valija que había dejado en el pasillo, ordenó en ella las cosas, la cerró cuidadosamente, se acercó a mí y extendió su mano, apenas pude saludarlo, estaba como si una fuerza de atracción me estuviera despedazando. Lo vi irse. Me sentí morir. Tal vez debí haberle contado a Juan, desde el principio, cuando lo conocí, decirle mi verdad. Mamá había muerto a sus treinta y siete años, mi abuela materna a los treinta y dos, ambas se habían suicidado, el hermano menor de mi madre había muerto dos meses después de su nacimiento y este hecho pudo ser el detonante que contribuyó que los desbordes de mi abuela Ana fueran cada vez más frecuentes y profundos hasta que estando internada en un hospital psiquiátrico terminara con su vida. Mamá era muy pequeña, sólo tenía 6 años. Según me contó mi padre, mi abuelo junto a sus hermanos cuidaron de mi madre hasta que al llegar a los veinte años conoció a papá. Mamá quedó embarazada de mí meses después y ellos decidieron con gran entusiasmo casarse, sin embargo fue el comienzo de una vida llena de altibajos, algunos bajos muy bajos. Mamá hizo en los quince años siguientes cuatro intentos de quitarse la vida, el último lamentablemente resultó exitoso. Yo tenía catorce años y estaba en la escuela, hasta ese momento sabía que había habido dos ocasiones en que mamá sumida en crisis muy profundas había buscado dejar de existir, las internaciones prolongadas que no podían ocultarme hicieron que poco a poco papá me contara los padecimientos de mi madre. Alrededor de dos años después de la desaparición de mamá, cuando papá ya no pudo aguantar más el dolor de no tenerla, su corazón flaqueó, entonces mi padre también se fue, tal vez a un estar más calmo de lo que había vivido en la tierra. Fue en ese tiempo que supe que el primer intento mamá lo había hecho en el cuarto mes de embarazo, fue muy duro hacerme a la idea de que mamá quiso que las dos muriéramos. Ya no quise saber más nada, el dolor era insoportable, pasaron varios años hasta que junto a Loretta pude aceptar la enfermedad mental de mi madre y revisar algunos recuerdos, aunque la mayor parte de mi vida infantil y las primeras etapas adolescentes quedaron sepultadas bajo las pesadas sombras del olvido. A veces intento buscar en el fondo de mí, la voz de mi madre, alguno de sus gestos, Cuando no lo logro busco entre las fotos de mi infancia y entonces la recupero, veo su pelo, sus cejas cuidadas, su cuello largo, su talla, similar a la que hoy me devuelve el espejo, también me conecto con ella cuando escucho nuestro canturrear en una vieja cinta de un antiguo grabador del cual no podría deshacerme porque ese mamotreto antiguo me devuelve su voz entrelazada a la mía y ahí siento que estamos muy juntas. Hay en mí también otros momentos que rescato y que me despiertan sentimientos de amor, de risa, de bochorno, no son muchos, aparecen como flashes, el día que hicimos juntas las masitas y se quemaron, el olor invadió la casa, tanto, que los vecinos llamaron a los bomberos, el día que me puso mermelada de tomate en el pelo para tener una niña pelirroja, el día que la busqué por todos lados y se había ido a dormir debajo de la cama. Estos hechos un tanto difusos en mi memoria determinaron por indicación médica que ella no podía bajo ninguna circunstancia quedarse sola conmigo, fue así como desde mis siete años siempre hubo junto a nosotras personas extrañas que hacían de acompañantes para cuidarla y cuidarme. Cuando los años pasaron y Juan ignorando esta parte de mi vida trajo a nuestra casa una serie de películas del director John Cassavetes, un cineasta muy valorado por Juan, no pude terminar de ver “Una mujer bajo la Influencia”, parecía un recorte de la vida de mi madre. Insoportable para mí. Juan ignorando los hechos traumáticos de mi vida se limitó a decirme “no sabía que sos tan sensible frente a una ficción”..Desde muy joven supe, de la locura, de la muerte, también supe que un embarazo y parto podrían ser factores de desencadenamiento de la locura y que aún no teniendo hijos las variaciones hormonales podrían incidir en la expresión de la sintomatología. Para mí es claro y contundente no quiero colaborar haciendo algo de lo cual podría arrepentirme y arriesgarme a padecer una enfermedad mental y detener la vida, dejando un hijo, tal como yo padecí y sufrí la muerte de mi madre, muerte de la cual aún hoy no puedo hablar. Es más que evidente que todos los acontecimientos vividos y sufridos no configuraron un buen escenario para que yo pensara en formar una familia. Nunca se lo quise decir a Juan, todavía, aún hoy, estoy en plan de procesar todo los efectos que acarreó esta enfermedad que ¿se va transmitiendo de madres a hijas? No lo sé, nadie me lo puede decir con seguridad, la ciencia no tiene respuesta, sólo yo y muy sola tomé una definitiva posición frente a los hechos. En esto no me arriesgo, es una manera de preservar a los que amo. La siguiente sesión con Loretta debería estar dedicada a esa escena en el estacionamiento, hasta ahí me daba cuenta de que no había sido otra cosa que una imagen ilusoria. Creí ver a Juan,, su físico, su estilo de vestir, su modo de llevar el pelo, un niño, una mujer a su lado, configuré la escena temida, encontrarlo junto a su mujer y a todo lo que deseaba en la vida, formar una familia

- ¿Señora usted va a salir?

Las señas y las palabras casi a gritos de un joven conductor de una camioneta me trajeron de la estratosfera en la que me había colgado con mis recuerdos, junto al gritón de turno varios pares de ojos inquisidores esperaban una respuesta.

- Sí, estoy saliendo.

Debieron pasar tres días de la penosa y confusa situación vivida en el shopping, tres días alejada de todo, hasta de mí misma, durmiendo o mirando aletargada el cielo, cuya visión desde mi cama me lo mostró desde un celeste claro a un azul oscuro tachonado de puntos brillantes, pasando por las negras noches que ensobrecían todos mis pensamientos y mi alma. Atravesando esa profunda oscuridad, sólo recién entonces empecé a sentirme mejor, la cabeza que me había dolido en forma ininterrumpida durante largas horas, finalmente estaba más aliviada, comprobé una vez más que el tiempo cura en parte nuestros pesares.

Myrhiam, me había estado buscando, me había dejado tres mensajes en el contestador de mi casa, cinco mensajes de texto y dos mails. Cuando vi el mensaje de texto de Donna reaccioné

- ¿Dónde estás? Si no contestás hoy los llamados, voy a tu casa, acordate que tengo las llaves.

Reaccioné, me di cuenta que las había preocupado, no había tenido noción de lo que se había suscitado. Llamé inmediatamente a Myrhiam y a Donna.

- ¿Dónde estabas?

- En casa Myr, perdoname me colgué, estuve muy “depre”, ahora estoy mejor, enseguida la voy a llamar a Donna, debe andar loca aquella tratando de ubicarme y me va a dar una buena lavada de cabeza.

- ¿Te pasó algo?

- No, es lo de siempre, tuve una recaída pero de verdad, ya estoy mejor.

- Bueno te quiero avisar que el domingo celebro mi cumple en el saloncito de fiestas de mi edificio.

- Ahí estaré sagitariana.

- Bueno, me ponés contenta y más tranquila.

- Sabés que Hele me recomendó a un astrólogo para que me haga la revolución solar.

- ¡Ah mirá qué bueno! Tu signo es de fuego ¿es así?

- Sí, el otro día leí que se acompasa muy bien con los de acuario.

- Viste, es por eso que nos llevamos bien.

R12 ( 2da semana del mes 12)

El segundo sábado de diciembre comenzó distinto a otros, aproximadamente a las once Nicanor tocó el timbre y me hizo entrega de una gran caja de bebidas con una tarjeta firmada por Transportes Eurasia con los consabidos buenos deseos para el año venidero. Acomodé el regalo sobre la mesa y me dispuse a iniciar los movimientos cotidianos con un fondo musical variado: ducha, cremas, cepilladas, desayuno, mails que entran y salen, preparación de todo lo concerniente para vestirme. Hacía mucho calor. A las catorce me reuniría con Patricia para definir unos asuntos en relación a los envíos que estábamos preparando para Beijín, no nos cerraban algunas cuestiones con respecto a las tasas que nos exigían. A último momento decidí que sería bueno que José Luis estuviera disponible por si se requería su asesoramiento así que lo llamé para advertirle.

- Me estoy yendo al campo, si Marisa no da el grito para salir volando a la clínica nos quedamos hasta el martes, para que los chicos jueguen al aire libre, en la pileta, en fin en el campo los pibes la pasan mejor y nosotros estamos más relajados… pero cualquier cosa llamame, llevo la notebook, ahí tengo toda la información que podemos necesitar, estamos en contacto. Quedate tranquila Annabella.Y sí, me quedé tranquila… pensando en que José Luis es un hombre afortunado, tiene una familia hermosa a la que conocí por foto, ésa que había visto en su estudio, con una mujer bonita de ojos claros, tres hijos varones y una nena en camino, a punto de desembarcar en el puerto de la vida… ¡Qué formas distintas de vivir tienen los seres humanos! Alguien dijo una vez, cada casa es un mundo… y me doy cuenta que hay mundos calmos, otros tormentosos… algunos con momentos más felices que otros…Eran casi las siete cuando bajé del taxi, las chicas ya habían llegado, pero no todas, así que yo no fui la última, Hele fue cola y la regastamos, “última en llegar en la última del año jajajaj”. Nos reímos. todas repartimos paquetes, cada una hizo entrega de su cargamento para los arbolitos. Las Entre6 saben desde siempre que yo no tengo árbol de navidad, nunca quise armarlo en mi casa, compartía el de tía Eulalia. Juan y yo así lo habíamos acordado. Hele me trajo un pequeño árbol de paño lenci y un paquete al que se sumaron los otros, miré mi primer arbolito de navidad y me gustó. Myrhiam comenzó un poco pesimista

- Qué lío esto de las fiestas, sirve para conflicto por sobre todo.

- ¿Evagelina? ( preguntó Merin).

- Sí, no quiere venir con nosotros ni el 24 ni el 31.- ¿Dijo algo más? ( preguntó Donna).

- Lo que dice siempre últimamente, que no soporta estar con los hijos de Ricardo.

- ¿Decime no estará enamorada del mayor ? (agregó Donna).

- ¡Cómo se te ocurre!

- Me parece demasiada energía puesta en esto, me refiero a que ¿tanto no se los banca? algo más debe estar ocurriendo.(argumentó Donna).

- Y porqué pensás en …

- Porque la otra vez te acordás que me contaste que cuando ustedes llegaron a la casa ella estaba hablando con él y se fue llorando, ninguno explicó nada.

- Vos crees que Ricardo y yo no hubiéramos notado algo más?

- A veces cuando una está metido en el asunto ve sentimientos fuertes y por ahí los interpreta mal.

- Esto que me plantean es una bomba, no lo creo…

Estamos suponiendo… ( dijo Ingrid ).

- ¿Ustedes saben algo?

- Mirá, hace unos seis u ocho meses yo creo haberlos visto en un pub, estoy casi segura…era el hijo mayor... me pareció que estaban bien, charlando, bailaron, después los perdí de vista.

- ¿Porque no me dijiste Ingrid?

- Yo varias veces te pregunté por ellos… no consideré decirte porque me pareció inconveniente, no es un tema tuyo propiamente, los chicos son libres, hubiera sido como romper un momento privado, supuse que si había algo, ellos lo dirían cuando lo consideraran.

- Me dejan muda, ahora pienso en algunas cuestiones, ellos se llevaban mejor antes…

- Bueno tratá de no darte máquina, ya todo va a tomar alguna forma...si tu hija te quisiera contar algo lo haría, no olvidemos que la chica está grande (agregué en defensa de la libertad individual). Hele tomó en cierto momento la palabra, Felipe repuso algunas aguas minerales mientras Merin pedía otro tostado, yo quería saber cómo estaba la tía, tomé el celular, lo acerqué a mi rostro y dije con tono seguro “Germania” Donna me miró y me hizo un gesto, la vi a Merin contarle sobre mi chiche nuevo. Franchu, que para algunas cosas es mi mentor, me enseñó cómo programar para no marcar el número sino directamente lograr la comunicación a través del reconocimiento que hace el pequeño móvil de mi voz. Dar una indicación y que mi diminuto esclavo obedezca me otorgó gran placer,después de este juego introductorio Germi atendió la llamada y me dijo que Eulalia estaba bien y descansando. Quedamos en que yo pasaría en breve para vernos y pasar un rato juntas las tres, el bargueño guardaba los regalos navideños que aún me faltaba entregar, los de tía y Germania, el de Pedro y los de dos amigas que había conocido tres años antes en un viaje a Villa La Angostura y con las que reactualizábamos nuestras vidas unas dos veces al año.

- ¿Y a mí también podés llamarme así?

-dijo Donna

- Sí, por supuesto estás programada desde la primera hora. Además a todo mi grupo del alma los puedo llamar con esta modalidad tan simpática, un jovenfotos de la nieta de Donna hermana de Mauricio mejor las cosas. Mauricio había tenido una charla con Hele…-Al día siguiente iríamos al cumpleaños de Myrhiam, nos preguntábamos cómo estaría la situación familiar. Todo transcurrió tranquilo, Evangelina llegó relativamente temprano, se la veía serena, entró con seguridad, saludó a todos, al rato llegó el hijo menor de Ricardo. Después sonó el teléfono y Tomás, el aludido y presunto amigovio de Evangelina, felicitó a Myrhiam.Todas vivimos una fiesta en paz, pensé en coincidencia con Ingrid que los chicos no tienen obligación alguna de contar algo que es de ellos o simplemente no es. El 22 de diciembre pasé a ver a tía Eulalia, quería saludarla antes de que se me vinieran encima los días festivos e interfestivos, me conozco bien y sabía que iba a estar con muchas cosas para resolver en el cierre de un año tan intenso y movilizante. Germania, días antes me había contado que había armado el árbol de navidad, por pedido insistente de Eulalia. Llevaba en mis manos un ramo de flores grandes y perfumadas y una pequeña bolsa sorpresa parar ser colgada en el árbol. Helena me había recomendado “El jardinero fiel”, un libro que, conociendo a tía Euli le iba a apasionar.

- ¿Para mí?

- Sí tía para vos y también para Germania.

- Esas flores que tres son lirios azules, ¡una belleza! Germania miraba la escena hasta que decidió agregar algo.

- Me dijeron que la raíz de los lirios se usa desde la antigüedad para fabricar pócimas de amor, o incluso para ahuyentar los malos espíritus.

- Ah , ¿sí? No sabía, pero no traje las raíces. ¿Quieren preparar algún tecito para Enamorar a alguien? Cuenten, cuenten

- ¡Cuántas pamplinas ! Andá Germania a traer un jarrón ( tía Euli un poco molesta).- En todo caso para alejar los malos espíritus, porque los hay y muchos (dijo Germania mientras se alejaba y acataba la orden de mi tía)..

- ¡Ese no! El de cristal negro, no ves que son azules. Germania volvió hacia atrás y sobre sus pasos habló con sorna.

- ¿No dije que hay malos espíritus? ¡Mirá si no se pueden pedir de otra manera las cosas! Noté a mi tía con un carácter un poco más irascible, supuse que los días de fiestas y el fin de año le traerían muchos recuerdos y congojas. El 26 a la tarde me comuniqué por teléfono para ver cómo estaban las viejecitas de mi vida, Rosa María, la hija de Germania, había llamado desde Bostón el día anterior y había hablado un rato largo con las dos. Germania me dijo que notaba a Eulalia muy cansada, poco combativa, no tenía muchas fuerzas para reñir, esto la preocupaba y me propuso llamar al Dr.Weiss para hacer un chequeo . Lo llamé inmediatamente y a las ocho de la noche tanto Weiss como yo estábamos alrededor de Eulalia.

- Eulalia está bien , tiene el ritmo cardíaco un poco bradicárdico pero está dentro de los límites. Vamos a hacer algunos estudios y cuando yo regrese el 8 de enero me gustaría verlos. Mientras tanto y hasta el día 30 cualquier cosa me llaman, también les dejo los datos de mi reemplazo , el Dr. Fuentes, ustedes lo conocen. ¡Vamos Eulalia a ponerse bien, comé lo que tengas ganas y leé que a vos te gusta!

El 27 pasé a verla y me quedé toda la tarde, hablamos hasta por los codos, le conté sobre mi nueva collección, unos conjuntos en cuero con detalles fuertes como solapas asimétricas y cinturones con hebillas importantes que mostraban escudos de distintos países. El viaje que había realizado a España e Italia el mes anterior, había resultado muy fructífero, me vinculó con importadores nuevos y estaba empezando a desarrollar otros modelos en cuero ecológico para abaratar los costos. La tía, siempre exigente con los materiales me dijo que no le parecía tan bueno que bajara la calidad de mis prendas y pasara de cuero a cuerina. Le expliqué que no dejaba de todos modos el desarrollo de las prendas de cuero para un nivel adquisitivo más alto, pero que me habían explicado la necesidad de abarcar un público más masivo para hacer conocer mi marca. Fue así como hablamos, tía me hacía preguntas que yo contestaba con bastante detalle en función de su meticulosa curiosidad. En varias ocasiones noté que mi tía usaba palabras que hacía mucho no escuchaba.

- Sabés Annabella, cuando eras chica recuerdo que fui a visitar a tus padres, había sido el cumpleaños de mi hermano y le llevé una hermosa petrina de cuero color negro, siempre me pareció muy importante comprar regalos de buena calidad, en general duran más y tiene otra prestancia. Recordaba perfectamente a qué se refería era un cinturón hermoso que mi padre lucía con gran orgullo, era un regalo muy especial que su hermana le había hecho.

- El mismo día, a vos, mi pequeña mimada te llevé como regalo una moña , hermosa que vos vestiste con otras ropas recuerdo que la desnudaste, te gustaba mirar su ombligo y tu mamá y vos le hicieron con una servilleta roja una pollera y una hermosa blusa con una corbata de tu papá ¡Cómo se enojó mi hermano! aún me acuerdo, tu mamá lo miraba y se agarraba la cabeza, vos te fuiste corriendo y te metiste debajo de la cama. La moña que tía me regaló aunque tuerta y con un brazo menos me acompaña desde su sitial en el piso superior del placard donde guardo las toallas y los toallones, esta siempre allí, como una guardiana, vestida con ropas ligeras que por supuesto me dejan ver su ombligo.

- Eh, Annabella ¿Te acordás de todo lo que pasó ese día? No le respondí sólo la miré y ella siguió reeditando historias, pero no quise detenerla, al fin y al cabo recordar para no repetir era una consigna que no debía ni debo trampear.

- Cuándo saliste de tu escondite tu vestido estaba todo enfoscado porque se había derramado en el piso días atrás un jarabe que vos tomabas para la tos y se había secado con el correr de los días. Cuando saliste llorabas amargamente habías encontrado tu jirafa de paño lenci cortajeada, a pesar de ser invierno te cambiaste y te pusiste un solero, estabas espechugada ,con frío y muy triste- Sabés tía que hace mucho no te escuchaba esas palabras enfoscado, espechugada…

- Por ahí no las uso pero siempre las pienso. No cabía duda que las dos nos caracterizamos por estar habitadas por inmensidades de pensamientos. Ella con sus recuerdos, yo con los míos, algunos los compartimos…

Mis abuelos paternos habían nacido en Villamartín de Don Sancho, un pequeño pueblo de la provincia de León. Cuando llegaron a la Argentina empezaron a trabajar en Escobar, años después compraron un vivero en medio del cual tanto mi padre como Eulalia crecieron amando la naturaleza y recordando sucesos de las lejanías como la llegada de la torba, viento revuelto con tierra a modo de ciclón tan común en aquellos lares del viejo mundo y que mis abuelos nombraban e incluían con aire familiar .

El 28 por la mañana llamé por teléfono para anoticiarme de cómo estaban las cosas en casa de Eulalia. La tía estaba sentada en el balcón, Germania me dijo que la vio pensativa y que apenas había desayunado. El farmacéutico había venido, Germi lo había llamado para controlara la presión arterial de la tía, la cual efectivamente estaba un poco aumentada

- Nada para alarmarse, ya le dí como todos los días el hipotensor, mañana vuelve David a tomársela. Ese día estuve haciendo algunos llamados y debía encontrarme con José Luis para consultarle sobre unos documentos que me había mandado La Diábola varios días atrás y que por las corridas de las fiestas y mi preocupación por tía Eulalia había postergado.Volví tarde, comer algo liviano y dormir era lo único que ambicionaba en ese momento. Virginia me había preparado una milanesa de calabaza caprese y una gelatina con frutas que disfruté mientras escuchaba a Simone en una selección de tres o cuatro canciones porque mi cuerpo ya deseaba la cama . Después de andar por Pecado, Quiero amanecer con Alguien y Cofre de seda que no llegué a escuchar hasta el final me fui a dormir. Pasaban rápido las imágenes, ella estaba sobre mi cama cortando con la tijera de mi padre, él siempre la guardaba debajo de la valija azul. Primero cortó su cuello, después cada una de sus patas, la pobre jirafa de tela quedó destrozada, era uno de mis juguetes preferidos. Yo le decía que no lo hiciera, creo que me escuchó, dejó las tijeras y se acostó, puso su cabeza en mi almohada y se tapó apenas un pie. Me escuchaba hablarme a mi misma, siempre tuve miedo de perder la razón, aún en los sueños. Sabía que soñaba, en el mismo sueño soñaba “Si pudiera deslizarme entre tus cejas me quedaría allí, observándote, entrando a tu cabeza para ordenarla, decirte cuánto te quiero, que ya no me asusto, quisiera mirar tus pupilas y ver cómo se reflejan los lugares que miras y te gritaría muy fuerte, no te vayas , no me dejes , no quiero sufrir este dolor tan hondo” De pronto comenzó a cantar, se acercaba a mí, me escapé, no sabia que hacer con ella, a veces tenía un olor desagradable, muchas veces pensé en empujarla, no era como las otras mamás, pero después en el balcón. se sentaba en una reposera y me decía “ hermosa”.

Me desperté turbadísima, sudada, con la garganta seca y el corazón a mil, recordé cuántas veces Juan me había visto tener imágenes terroríficas en medio de las noches. El nunca supo los horrores que me visitaban…Me levanté a tomar agua y me volví a dormir, ya era día 29, pero aún no habían nacido las luces del día, cuando sonó el teléfono. Era Germania. La ambulancia y el Dr. Weiss estaban allí. Eulalia había sido llamada por el señor. Estoy segura que ella hubiera querido que yo lo dijera así. Llamé a Donna y me pasó a buscar, cuando llegué a casa de Tía Eulalia el servicio de ambulancia ya se había ido, Weiss, estaba allí conteniendo a Germania que estaba muy descompuesta y no cesaba de llorar, nos abrazamos, Donna se quedó a mi lado a cierta distancia, hablé con Weiss, frente a Eulalia que reposaba para siempre, me dijo que por el semblante seguramente ni se dio cuenta y que es el tipo de muerte que cualquiera de nosotros desearía. Me reconfortó aunque sabía que eso no iba a ser suficiente para aceptar la partida del último ser de mi sangre que me quedaba en el mundo. Al rato vi llegar a Germania un poco más repuesta con un papel en la mano. Mi tía Eulalia le había dejado indicaciones para el día de su muerte, me contó que habían peleado, Germania no quería tomar ese papel pero ante la firme insistencia de mi tía lo guardó, cree que por lo menos quince días, en ese lapso nunca lo había leído, no quería hacerlo. Eulalia había escrito de su puño y letra algunas indicaciones, sólo pedía tres cosas, en verdad "me pedía": una misa de cuerpo presente, flores, preferentemente orquídeas blancas sobre el ataud y tener una morada eterna en el Cementerio de Escobar donde reposan los restos de mis abuelos y mis padres, en este punto agregado con otro color pedía que el coche que la llevase pasara por la casa de su infancia.. En el final de la nota agregó que había tenido una vida hermosa y larga, y que sonriera, por otro lado si algo más faltara por decidir que yo misma lo resolviera. Según mi entender, su alma desde la eternidad estaría de acuerdo conmigo. Una a una fueron llegando las Entre 6, yo estaba más calmada, la notita de Eulalia era un buen calmante, tía había sabido cómo darme paz en un momento tan doloroso. Hele se ocupó de llamar al sacerdote que Germania aconsejó según conocía las costumbres de mi tía, de las flores se ocupó Merin quien a su vez me orientó sobre asuntos de trámites para el entierro en Escobar.

Ricardo y Mauricio llegaron poco después y se ofrecieron a ir a mi casa con Donna para traer alguna ropa para mí ya que había salido tan rápido que estaba vestida con jeans y camisa. Fabio llegó pasado el mediodía, se encontró a pocas cuadras con la hija mayor de Hele. Luego llegó Patricia mucho menos Diábola, caminaba lentamente con una orquídea blanca en sus manos. La misa estaba prevista para las catorce y el entierro para las dieciséis y treinta, último horario que el cementerio permitía. Fabio se había ocupado desde primeras horas de la mañana en el tramiterío según le indicó Merin.Una caravana de autos se formó para acompañarla, a último momento llamé a Pedro quien me acompañó en silencio, con gran ternura, sabía que estaría dolido y sin entender por qué no lo había llamado antes, él siempre me pedía conocer a tía Eulalia, ella a su vez ignoraba su existencia. A último momento antes de subir a los coches, un grupo de vecinos y Fabián , el peinador y David, el hijo del farmacéutico y otros que no conocía se acercaron a saludarme. Hubo alguien más... no sé aún cómo lo supo… Era Juan, se acercó y me dio un beso dulce en la mejilla… no pude decir, ni hacer nada, ni siquiera un gesto, estaba como anestesiada, recordé nítidamente que la última vez que vi a tía Eulalia me dijo muy despacito, casi al oído ¿viste que no te pregunto más por…por él, así no te enojás. Era sencillo saber a quién nombraba sin nombrarlo. Siempre supe cuánto se querían, los dos compartían todo mi amor. Juan dejó sus ojos clavados en mí unos momentos, luego bajó apenas su vista y se detuvo en mi cintura tomada por la mano de Pedro, levantó suavemente su rostro y lo miró. Sentí dentro mío un estremecimiento indescriptible y una lejana canción que me interrogaba blandamente ¿“Y cómo es él? ¿En qué lugar se enamoró de ti? ¿De dónde es? ¿A qué dedica el tiempo libre? Preguntale Por qué ha robado un trozo de mi vida Es un ladrón Que me ha robado todo”.

Pedro me tomó de la cintura para que subiéramos al auto, el primero de la caravana, me senté, giré mi cabeza y miré a Juan, sentí brotar una lágrima, sólo atiné a esbozarle una pequeña sonrisa. Las Entre6 me acompañaron hasta terminar el día. Pedro estuvo conmigo hasta la mañana siguiente. Pensé tantas cosas en esos momentos de mi relación con Pedro, recordé las palabras de Donna cuando me trae frases célebres para que las reflexione

- Ovidio dijo alguna vez “Persuádete de que estás enamorado, y te convertirás en un amante elocuente” Pensala Annabella, Pedro y vos se lo merecen. Muchas veces aquella persona que fingió acabó amando de veras…También pasó por mi cabeza una conversación entre dos mujeres jóvenes que estaban en una mesa contigua mientras una tarde de invierno esperaba a La Diábola, rescaté una aseveración que me impactó.

- “Enamorarse es una cuestión de decisión”.Qué frase definitiva y terminante, nunca se me hubiera ocurrido decirlo así. ¿Será cierto? Faltaban pocas horas para que el nuevo año tomara la posta. No podía dejar de pensar en Eulalia… ya no estaba junto a mí, con sus labores, con sus flores, con sus recuerdos, había sido una madre para mí,

- ¡No! Yo soy tu tía y nos queremos mucho, yo no tuve hijos y para mí sos como una hija que la vida me regaló pero vos, lo tuyo es distinto, tuviste a tu madre, la pobre, estuvo siempre enferma, pero te amaba tanto a pesar de su locura. En todo caso soy una mamá sustituta.

Estas palabras de Eulalia y muchas otras que aparecían en nuestras conversaciones me enseñaron a amarla y respetarla. Ella me cuidaba y siempre preservó ante mí el recuerdo de mi madre. Después que Pedro se fue al consultorio volví a servirme otro café, me senté en la terraza para beberlo mirando el cielo azul brillante, el macetón pleno de alegrías del hogar embellecían el espacio con un hermoso colorido. Otra vez vino a mi cabeza Eulalia, me pregunté si habría estado preocupada por la muerte, y me tranquilicé suponiendo que al ser tan creyente el agobio ante el final suele en general ser menor. Le molestaba que yo no creyera en Dios tanto como ella y se había enojado mucho el día aquel, a mis veinte años, en que le dije que si Dios hubiera sido bueno me hubiera dado una madre normal. Sólo el gran amor que me tenía hizo que me perdonara. Hasta llamó a Donna y le dijo que me hablara, que ella era una mujer más grande, madre y que yo no podía decir esas cosas tan terribles. Donna no sabiendo muy bien qué decirme me contó el cuento del viejo, que luego fuimos recreando y contándolo varias veces entre las del grupo como una manera para aceptar lo que la vida nos pone por delante.Creo que es un cuento que verdaderamente ayudó y ayuda a muchos..La vida cristiana de mi tía, sus confesiones, sentir tan próximo a Dios sin duda la habrían preparado. Siempre dio un valor relativo a los bienes materiales y creía firmemente en las buenas obras del ser humano. Creo que lo único que le dolió, más allá de la muerte de mi padre, fue que yo no armara una familia, aunque sin duda fue la más entendió mis razones, yo diría la única. Sentada allí mirando el cielo sentía su alma cerca de mí y creo que podría permanecer así largo tiempo.El día transcurrió, lento, apacible, triste…Me acompañaron Lorena Mckennitt y otra mujer que sufrió por amor, María Callas. Hacia el fin del día, cuando las primeras luces asomaban me calcé unas zapatillas y salí a caminar. Nicanor me vio y se apresuró

- Annabella siento lo de su tía ( me abrazó y me dio un beso ). Me conmoví, hacía tantos años que nos conocíamos, en los primeros tiempos Juan iba a buscar a mi tía y muchos domingos la tiíta los pasaba con nosotros. almorzábamos, mirábamos alguna película, Nicanor siempre atento y respetuoso hablaba con ella mientras Juan dejaba el auto en la cochera, la tía prefería no subir con el auto, decía que la mareaba. El 31 despuntó con una lluviecita matinal molesta, me puse tristona, sobre todo pensando en la tumba de la tía, se estaría mojando, me daba un poco de impresión como si eso la dañara. La llamé a Hele y le conté mis sensaciones

- No, no pasa nada, quedate tranquila , pensá que es la naturaleza que hace su obra, ella está bien, su alma está bien. Acabo de hablar con Donna, nos invita a todos a su casa, los únicos que creo no vienen son Myrhiam y Ricardo que vendrían después de comer a tomar un cafecito y Magali que está invitada a la casa de sus suegros. El resto vamos todos, así que somos una banda , creo que trece adultos 3 chicos, en esta cuenta está incluído Pedro.

- No sé

- En realidad no te estaba preguntando pero bueno pensalo, la vida sigue, Pedro está a tu lado, bajo tus términos. No tires tanto de la cuerda.

Y bueno… aflojé un poco, no quiero seguir tirando tanto de la cuerda… siempretermino ahogándome yo misma

- Hola

- Hola chi…( se corrigió) hola amor, ¡qué sorpresa! ¡Qué linda sorpresa!

- ¿Qué hacés esta noche?

- Si no la paso con vos estoy con mis viejos, ¿por?

- Te invito a pasarlo en lo de Donna, somos unos cuantos.

- Bueno, vergonzoso no soy, además honrado con la invitación muñeca.

- Te puedo pedir…- Ya sé que no te diga muñeca

- No, que me pases a buscar.

Fue un fin de año sin mucha alharaca, los más chicos ponían una cuota divertida y desacartonaban la situación peculiar que habíamos vivido de pasar de un velatorio a una fiesta de fin de año en menos de treinta horas. Cuando a Franchu se le rompió la botellita de colección que le había traído Mauricio de la Feria Internacional y lloró desconsolado, su padre le dijo que no hay mal que por bien no venga.

- .decile a tu madrina que te cuente el cuento del viejo.

- Y bueno había una vez un viejo muy pobre que sólo tenía dos caballos, uno de los caballos se escapó a las montañas. El pobre hombre ya no podría arar su campo porque el otro caballo ya estaba muy viejo Al enterarse los vecinos acudieron a consolar al pobre viejo por su pérdida.

- Qué mala suerte (le decían). Mala suerte, buena suerte, quién lo sabe. Unos días más tarde el caballo regresó trayendo consigo varios caballos salvajes, jóvenes y briosos. Los vecinos fueron a casa del viejo hombre para felicitarlo por su buena suerte. Buena suerte, mala suerte, no lo sabemos, quién lo sabe, dijo el viejo. Mas tarde el hijo del mayor de este hombre intentando domar a uno de los caballos salvajes se cayó y se rompió una pierna. Otra vez, los vecinos se sufrían por la mala suerte y siempre el viejo les contestaba lo mismo Buena suerte, mala suerte, quien sabe. Pocos días más tarde se desató una terrible guerra entre pueblos y aparecieron los oficiales de reclutamiento para llevarse a los jóvenes al ejército. El hijo del viejo fue rechazado por tener la pierna rota. El cuento podría seguir la vida entera… entendés Francisco, Nada totalmente malo, nada totalmente bueno. A esa altura tenía varios pares de orejas escuchando.- Sí, entender, entiendo pero mi botellita…

- Bueno, hay que dar tiempo… ya lo vas a ver más claro nada es tan malo, ni tan bueno…No era sólo para Franchu el cuentito. Le venía bien a cualquiera, Fabio es más inteligente y perceptivo de lo que yo suponía hasta ese momento.

Pedro me había dicho la verdad, de vergüenza, ni una pizca. Habló con todos, grandes, chicos y realmente malgrado la reciente pérdida fue un lindo fin de año.El primer día de enero quise estar sola, todos lo entendieron y no hubo insistencia.por lo contrario. Quería estar sola y escribir.Estar entre mis cosas, entre mis alegrías, entre mis sabores y mis sinsabores. Pensé tantas cosas , en mis contradicciones y recordé una pequeña nota que me había traído Merin de un autor extraordinario, Walt Whitman, no sé si era propicio para ella o para mí, quiero pensar que nos viene muy bien a las dos.“¿Que me contradigo? Sí, me contradigo. Y ¿Qué? Yo soy inmenso...Y contengo multitudes”. Es sin duda un “Canto a mí mismo”. Porque la vida es eso una larga cadena con muchos eslabones, algunos se ajustan, otros no ,de distintas formas, algunos son más fuertes, otros más débiles. Lo maravilloso es que siempre dejamos alguna huella que surge de cada uno de nosotros, puede tomar modos diferentes, un ser humano de nuestra sangre, un libro, una música, un diseño …en definitiva son obras que nacen de nuestro ser, de nuestra mente y de nuestro corazón. Son nuestros hijos.

Así es como el tiempo no muere, nunca, tampoco aguarda, más bien sigue su camino, en un eterno andar. Es la vida que cobija cada una de nuestras pequeñas vidas. Por eso siempre siento que me complace desde lo más hondo brindar por los que están, por los que se fueron y por los que vendrán, por el continuo renacer de las cosas que hoy son lo que fueron y serán lo que hoy sembremos. Recordé el cuento de Clarissa Pinkola Estés sobre el abeto que quería ser árbol de navidad, una bellísima narración que me había comentado Germania y que tanto a la tía como a ella les había gustado mucho, era la vida misma en su derrotero de transformaciones sucesivas, un modo de captación de que no hay detenimiento, aún más allá de la muerte.

Continuará