lunes, 26 de enero de 2009

Enero (4ta Parte).

Nota enlace: Me complace continuar la publicacion virtual de mi novela "Entre sabores y sinsabores". En el archivo que aparece a la izquierda de su pantalla se irá configurando el detalle de la estructura completa de la obra. Se sugiere al lector seguir el orden cronológico que presenta el archivo












Nuestras reuniones se caracterizan por terminar casi siempre igual, no importa los temas que aparezcan y cuán movilizantes sean, siempre mis avatares terminan poniéndose en un primer plano ¿o tal vez mis amigas de grupo sientan lo mismo cuando el asunto de cada una es tomado como foco? Es posible que cuando el tema problemático es propio sintamos que las demás se están ocupando en demasía, con un exceso que nos sobrepasa, algo así como trasponiendo cierta frontera de intimidad legítima. Me levanté y me fui, entre autómata y pensativa.Debía ocuparme de diseñar mejor mi vida.

Un golpe asestó en la ventana, cayeron los vidrios, me puse a llorar, primero sólo un sollozo, luego más fuerte, escuché gritos y el motor de un auto que se alejaba, pasos cada vez más rápidos se acercaban hacia mí, una doble vuelta de cerradura se hizo más clara. Eran mis vecinos, una pareja sesentona. Por los ruidos que percibí se iban de viaje, escuché el arrastrar de las valijas y las palabras nerviosas previas a una partida. Se habían entremezclado mis imágenes con los sonidos circundantes. Transitaba en esa zona angosta, angustiosa, entre la realidad y la fantasía. Miré dificultosamente el reloj, eran las seis, me levanté a tomar agua y a oscurecer la habitación, con la luz del día me es muy difícil dormirme, el motor del auto de Nella y su marido, ahora sí, daba cuenta de su alejamiento y me volví a acostar. Recordé confusamente a mi padre entrando a mi habitación vistiéndome presuroso y subir junto a él y a mi madre a una ambulancia, ella acostada en una camilla, a su lado, borrosamente, recuerdo a una mujer de blanco nerviosa y ocupada en prodigarle cuidados que yo no entendía. Mucho tiempo después enlazando situaciones pude darme cuenta de que la enfermedad de mi madre requería a veces internaciones, ésa había sido una de ellas. Tía Eulalia se ocupaba de mí hasta que las cosas volvían a su cauce. A veces deseaba con toda mi alma que ese período se prolongara, con mi tía la vida era más parecida a la de mis compañeras de escuela, me iba a buscar al colegio temprano y si hablaba con mi maestra lo hacía de una manera agradable, no tenía un carácter difícil como mi madre… A medida que fui creciendo noté una diferencia significativa entre mi madre y las otras mamás. Recuerdo un día, tendría alrededor de once años en que una noticia en el diario llamó mi atención, leí que las personas con problemas hormonales tenían cambios de humor, se ponían mal, a veces agresivas, no me atreví a decírselo a papá y se lo comenté a mi compañera de banco quien alentó mi incipiente dotes de científica y fortaleció mi hipótesis, contándome que su vecina había sido operada de la tiroides y luego de ser medicada con unas hormonas había vuelto a ser lo que era, una mujer calmada y con la que se podía hablar. Yo no sabía cómo era mi madre antes de mi nacimiento y cómo sería después de un tratamiento similar pero no dejé de preguntarme por qué mi padre y los médicos no tomaban cartas en el asunto y la operaban, hasta llegué a consultarle a mi padre si nuestro sistema médico cubría cirugía y hormonas. Papá, con ojos saltones y sorprendidos me dijo que sí, me preguntó si me sentía mal y me llevó al día siguiente a mi médica, quien por la edad que estaba atravesando tuvo una larga conversación conmigo y entonces en vez de hablar de la tiroides de mamá hablamos de mi próxima menarca, primera vez que escuchaba semejante palabra, pero bueno… de algo sirvió, me volví muy popular entre mis pares y por supuesto muy consultada sobre el particular, ya que fui una de las primeras de mi grado en saber sobre menstruaciones y embarazos. Pero el asunto con mi madre seguía igual. No quería que me fuera a buscar a la salida de la escuela. Muchas veces le deseaba la muerte. Me sentía muy mal por abrigar esos pensamientos.

El último domingo de enero se presentó agobiante, eran las once, remoloneaba entre las sábanas, si Enya había dado espectáculo no me enteré, siempre me sorprende esta cosa extraña de que muchos domingos no registro la alarma despertadora ¿Será algo del reloj mental? De tanto en tanto daba vuelta la almohada para encontrar frescor, el aire acondicionado en mínimo resulta un buen vigía, regulador de las altas temperaturas que nos azotan en los veranos de los últimos años, alivia en parte la fogosidad estival. Todavía me sentía cansada, con pocas fuerzas, había llegado tarde después de cenar con tía Eulalia y hacer juntas una velada larga y muy sorprendente para mí. No la había visto en los dos últimos meses, exactamente desde el 20 de noviembre en que había cumplido sus noventa y un años, algunos dirían una piba. Me recibió como siempre con una sonrisa de oreja a oreja, abrió sus manos grandes como una niña que recibe un juguete nuevo y ahí nomás empezamos a jugar el mismo juego de siempre.
- ¿Para mí?
- Sí tiíta, son para vos.
- ¿Por qué te molestás? ¿Por qué gastás?
- No me molesto ni gasto lo que no puedo, soy feliz de verte con tus flores
exóticas.
- Son hermosas.

Tía Eulalia siempre había sido una estudiosa de las flores, amaba entrañablemente la naturaleza, en su niñez mi padre, ella y una hermana menor que no llegué a conocer habían vivido en Escobar, mi abuelo era dueño de un vivero y Eulalia vivió enamorada de las plantas y por sobre todo de las flores.

- Hermosas, verdaderamente hermosas son tulipanes rosados, una finura, y este
papel que los envuelve, una maravilla. ¿Sabés que estoy haciendo últimamente?
- No, contame, contame todo.Mientras desenvolvía el bouquet, doblaba el papel,
buscaba el jarrón que un día le regalé, todo al mejor estilo movimiento slow,
al que estoy poco acostumbrada,comenzó a hablar.
- Les saco fotos (mientras señalaba una máquina de fotos).
- Ah.
- ¿Entendiste? les saco fotos, vas a ver.

Volvió a caminar suavemente, yo estaba un tanto perpleja pasaban por mi cabeza algunas cosas que me dice Hele.
- Tu tía es una Gimpel, bah , voy a decirlo mejor , sos una Gimpel, muy parecida a tu tía Eulalia, si bien no disponemos de la hora exacta de nacimiento algunas cuestiones que nos permiten armar hipótesis, es probable que tenga el ascendente en acuario, fijate que los planetas …

- Acá están las fotos, fijate qué belleza esta es la foto de las orquídeas
Phalenopsis, me las regalaste para mi cumpleaños último.
- Sí tía, me acuerdo.
- Una belleza máxima, con el recipiente de cristal que ahora estoy usando para mis prímulas denticuladas, después que lastimosamente no anduvieron ni las filipendulitas ni las nemesias.


Mientras Eulalia seguía hablando sin parar, en mi cabeza revoloteaban infinitos pensamientos, algunos por la velocidad en que pasaban hacían un vuelco, pasaban a otra cosa o no terminaban de tomar forma. Indudablemente es una mujer actual, aún siendo de principios del siglo pasado cómo se las arregla con esa máquina digital, nueva ¿desde cuándo la tiene? ¿y la vieja kodak con su rollo de 36 que le vi en noviembre último, dónde está?, seguramente las imprimió en el locutorio de la vuelta, ella no tiene P.C. ¿Qué es eso de filipendulitas, serán como hilos que penden?, qué interesante para hacer un diseño, voy a tener que verlas, a veces conecto algunas cosas desde distancias remotas, pero las nemesias, yo creía que son arañas.

- ¿Tía las nemesias son arañas?
- Sí hijita pero también se usa el mismo nombre para unas plantas que son muy hermosas.
- Ah.
- Vení, que te muestro una foto en la computadora.

Me levanté automáticamente.
- ¿TÍA VOS TENÉS COMPUTADORA? -sentándome
- Sí hija me la compré para navidad, me dije ¡Eulalia usala el tiempo que puedas! de todos modos cuando el Señor te llame todas las cosas van a quedar para Annabella.

No salía de mi asombro, quedé un tanto paralizada observándola, se ve que pensaba a mil, me sentí identificada, por ahora estaba segura de que el señor viéndola tan activa y con tantas cosas si no la había llamado hasta ahora no la iba a llamar justo en este momento en que se había convertido en una cybertía, de todos modos me sentí culpable por dejarla sola tanto tiempo a merced de otros, que si eran almas buenas, todo bien pero y ¿Si no?

- Sabés Annabella , no te quise molestar, cuando me llamaste para saludarme en navidad te noté apurada, entonces pensé le cuento después. Antes de irme con Germania al campo la dejamos conectada.
- ¿Quiénes la conectaron?
- Vos lo conocés, Fabián mi peinador, es un chico muy bueno, tiene sus cosas pero de muy buena familia, siempre habla de sus padres, de su hermana médica, él me dio una mano grande y me enseñó algunas cosas.
- ¿Chateas?
- ¡No! no sé, no todavía... y además ¿Con quién?
- ¡Conmigo tía! Yo te puedo enseñar.

Se le iluminaron los ojos. La noche dio paso al nacimiento del nuevo día, era un tiempo maravilloso, entretenido y colmado del cariño mutuo e intenso que nos tenemos. Hablamos como dice la tía Euli hasta por los codos en medio de un cena exquisita y una sobremesa deliciosa con fruta seca y torta de limón, todo preparado con el gran amor de los Gimpel; mi padre también gustaba crear en la cocina, mezclar esto y aquello para lograr sabores nuevos y preparaba sus famosas pizzas superespeciales, pastas diversas y algún que otro asado criollo.La tía avanzaba rápido en esto de chatear, encontré a Myrhiam en el msn y nos ayudó para las pruebas preliminares, mi amiga estaba pasmada, y así me lo hizo saber a través de un mensaje de texto que recibí simultáneamente en mi celular.

Q/ maravilla, - pued/ creer, woman +90 yo, quejona x mis cosas difíciles: boquiabierta

Cuando mi amiga pretoriana se repuso chatearon un rato. La tía escribe a buen ritmo, sé que de joven había usado máquina de escribir y me contó que Fabián le había sugerido que copiara cada día un artículo del diario para familiarizarse con el teclado, indudablemente ese muchacho no sabe sólo de cortes, tinturas y peinados. La tía estaba bien entrenada y escribía sin errores de ortografía y por su extrema prolijidad no omitía los acentos. Dos o tres veces dudó sobre alguna palabra, se quedaba como suspendida un instante, pero echando la cabeza hacia atrás buscaba en su archivo, que yo creía más amarillento, y en las contadas ocasiones que lo hizo salió victoriosa. En tanto yo pensaba si estaría tomando algún elixir, jalea real o como se llame. Ya era de madrugada y ella con baterías bien cargadas. Cuando dejé de lado mis pensamientos, reparé en la pantalla.
Myrhiam. -Así que a seguir, ¡muy bien! Cada día vas a ir poniéndote más canchera. ¿ Y la salud, te trataste la verruga de la mano?
Eulalia. -Sí, está mejor me estoy poniendo una crema, pero la semana pasada no estuve muy católica.
Miré sus manos, la izquierda mostraba una pequeña cicatriz, saldo de una cauterización pero ¿Qué era eso de no estar muy católica? ¿la tía estaba diciendo sandeces, estaba perdiendo el juicio, como diría Donna se estaba brotando? o, ¿qué era? ¿discriminatorio? ¿no había ido a la iglesia? ¿entendió mal la pregunta?

- Bueno tía despedite de Myr.
- Sí, en eso estoy ¿Querés algo fresco nena?
- No, ahora no ¿qué pasó la semana pasada? ¿qué le decías a Myrhiam?
- Eso, no anduve muy católica pero ya pasó.

De nuevo repitió lo mismo, creí entender que no se habría sentido bien de salud, pero ¡qué forma de decirlo!

- ¿Querés decir que no te sentiste bien?
- Sí claro, es un modo así como familiar de decirlo, con tu padre estábamos acostumbrados, aún hoy escucho gente que lo dice, en la peluquería el otro día una señora más joven que yo también lo dijo así… Y cuando la escuché me acordé de mis padres, de mis hermanos. Cuando llegué lo busqué en el google y después me fui a un bloc. (Mientras la tía hablaba a una velocidad inversamente proporcional a su modo de caminar y hacer las cosas las ideas pasaban por mi cabeza tipo jet, por un lado pensé que no sería tan difícil para la tía encontrar a alguien más joven, en la peluquería o en cualquier lugar, ¿y esto de bloc? ¡Blog!)
- ¿A un blog te referís?, con g.
Se lo escribí, decir que yo estaba azorada es poco, fantaseé un gran titular en el diario “Una nonagenaria logró penetrar en el sistema informático del Pentágono”.
- Ah, sí, eso mismo Fabián también me lo escribió ¡Cómo pude olvidarme! bueno y mirá acá está lo imprimí, te lo leo.“Dicho popular, evidentemente de origen religioso, que significa estar levemente enfermo o encontrarse con síntomas de alguna enfermedad. En otros tiempos el término “católico” era sinónimo de legal y bueno, como opuesto a hereje, ilegal y malo. En tal sentido el dicho parece hacer referencia a ciertos procedimientos inquisitoriales. Los inquisidores tenían la extraña creencia de que los sometidos a tortura si eran católicos, integrados en la iglesia de Roma, no se quejarían. Si los considerados herejes no se retractaban, tras estar sometidos a diversos suplicios, decían los verdugos: “este está poco católico, hay que torturarlo más”. Y así se hacía hasta que el reo acababa por admitir que la única iglesia verdadera era la católica y romana. Estar católico, por tanto, significaba estar perfectamente, y no estarlo, ser sometido a suplicio.”

La escuchaba como una música lejana, partes de lo que leía se me escapaba mientras rondaban en mi cabeza ideas, sentimientos, la percibí con su total vitalidad, su prolijidad, su modo cariñoso, su don de gente, su parsimonia respetuosa, su estar sola, probablemente a veces triste, otras veces entusiamada, con sus plantas o sus labores de bordado o como ahora, cybernética. Verla a tía Euli era tener frente a mí un espejo en prospectiva, sobre todo si el Señor no me llama hasta bien tarde.


Eulalia, por lo que sé tuvo dos novios, nunca me atreví a preguntarle más. Ella me considera como una hija, siempre repite “Algunos dicen que al que Dios no le da hijos el diablo le da sobrinos” y agrega inmediatamente “yo no acuerdo, no, no, no hay que mezclar al diablo con las criaturas de Dios, los sobrinos son los hijos que la propia vida no nos dio. Vos sos una hija para mí.”( y siempre nos abrazamos).
- ¿Qué te parece?
Volví a mí y la miré dulcemente.- ¡Reinteresante! eso de estar o no católica.
- Bueno, andá a buscar tu muda al auto yo tengo jabón de glicerina y champú de jojoba, crema enjuague, tengo poquita, pero mañana compro, seguro vas a venir más seguido hasta que tengas gas.
- ¿Te parece tía son las dos y media de la mañana? ¿No tenés sueño?
- ¡Andá al coche a buscar tus cosas! y no, no tengo sueño. Hoy para mí es un día especial.
Mientras hablaba de jabones y champúes, apagó la computadora siguiendo los pasos correctos, colocó sobre el monitor como funda protectora un gobelino que reconocí había comprado en uno de sus viajes a Italia, me sonreí, era una escena rara, parecían entrecruzarse dos épocas, aquella en que muchos electrodomésticos tenían su funda, por lo menos en mi casa era sagrado que tanto el lavarropas como el televisor y hasta la licuadora tuvieran su vestido protector, y la época actual con una tecnología y un modo de vivir veloz que no contempla la posibilidad de andar vistiendo a los aparatos que nos rodean.

- Hola.
-Hola Bella ¿cómo andás?, pensé que no estabas, me preguntaba dónde habrías ido hoy domingo,
tardaste en atender, estuve a punto de cortar y llamarte al celular.
- Estoy bien Merin, estaba remoloneando y muy colgada recordando la visita que le hice ayer a
tía Eulalia.
- Ah, fuiste ayer, finalmente cenaste con tu tía y ¿cómo anda?
- Mejor no podría estar.
- ¿En serio?, qué suerte.
- Mejor que vos y que yo , una polenta de no creer, si querés más datos llamala a Myrhiam.
- ¿Por qué a Myrhiam?
- Porque tía Eulalia chateó ayer a la tarde con ella.
- ¿Chateó?, ¿tu tía?, ¿tiene computadora?, ¿sabe usarla?
- No me atosigues con todas las preguntas juntas, a todas te digo que sí
- ¡De no creer!
- Yo todavía no puedo ponerme de pie y ella ya debe estar cambiando algo en el mundo, pero en verdad la pasamos genial, es una mujer extraordinaria, me recibió cariñosa tal como vos alguna vez la viste, por supuesto se tomó tiempo para regañarme por no visitarla y mimarla un poco, pero después seguimos una larga velada de sábado, hasta bien entrada la madrugada del domingo.
- El otro día en la peluquería, una clienta que juega al golf, y que me la cruzo regularmente, porque va los viernes como yo, con lo cual, te imaginás, nos conocemos, nos saludamos y hablamos un poco para hacer más llevadera la espera, contó algo bastante extraño,había leído una noticia en el diario de una mujer muy añosa, creo que 102 años que había perdido la pelota en algún lugar del campo de golf después de realizar su tiro de salida para el hoyo, no sé cuatro o cinco, no me acuerdo y el lugar donde estaba la bola resultó ser el interior del hoyo, esta mujer, la clienta le explicaba a Martín mientras le hacía los claritos que la viejita, que debe estar mejor que nosotras, hizo el hoyo en uno, se lo remarcaba tanto que me pareció que era muy importante, te lo cuento porque con el tema de la edad, parece que tu tía no es la única que viene polentosa. Por otro lado leí que se estima que viviremos más, el índice de sobrevida ha incrementado en los últimos años, a tal punto que se calcula que para el año 2050 la edad promedio del hombre podría llegar a 120 años. así que ¡A seguir proyectando!
- Sí, es verdad, la tía tiene una cuerda inacabable, me pregunto si estará tomando algún elixir que la mantenga así, anoche las horas avanzaban y ella no estaba cansada, me insistió tanto, que inclusive y a pesar de la hora me bañé, cuando volví a mi casa, pasadas las cuatro, me tiré en la cama con las patas sobre una almohada doble con el aire al máximo, hasta me banqué su ruidito molesto pero luego creo que tomó para mí ritmo de arrullo, en fin...Otro domingo que empieza y...¿Vos cómo andás?
- Bien Fabio se fue a la plaza con Francisco, yo estoy terminando de doblar una ropa que saqué del tender y queríamos saber que vas a hacer ¿querés venir a almorzar con nosotros?
- No, les agradezco a mis compadres, hoy no. Tengo trabajo para hacer, además debo tomar algunas decisiones.
- ¿A qué te referís con decisiones?
- Con respecto al trabajo si me meto o no con los diseños en cuero.
- Ah. Bueno.
- Mandale un beso a mi amigo Fabio, otro para vos y uno superespecial para mi ahijado.
Nos despedimos.
Desayuné en la terraza, ese día los trabajadores de la construcción gracias a Dios y a los sindicatos no trabajan. Estaba verdaderamente sola con un cielo diáfano, un sol excesivo, recalcitrante que amenazaba no ceder. El edificio estaba silencioso, no se escuchaba el acostumbrado bullicio producido por los niños que salían hacia el parque para andar en bicicleta o disfrutar de los juegos, tampoco se oía el cansino andar de los adolescentes volviendo de los desayunos post-bailes. Mis vecinos, a los cuales casi no conocía, vacacionaban y habían llevado sus ruidos a otros lares, siempre me gustó la palabra lares, tan poética, la usa mucho tía Eulalia ¿Será por eso que me gusta? Decidí hacer un mandala, preparé mis elementos, desplegué la sombrilla para protegerme de Ra, como diría Hele cuando se siente reina egipcia, y mientras tomaba mi agua saborizada comencé mi trabajo para armonizarme y ordenar los hilos sueltos que tenía pendientes, cuando pensé en hilos, vinieron a mi mente las fili, fili, ¡Sí! filipendulitas, trabajé el círculo mágico, buscaba los colores, las simetrías, de pronto surgió la necesidad de dibujar bocetos de camperas, pantalones y faldas que tenían un articulador común de hilos, también en cuero, algunos tomaban ciertas formas particulares, hasta me pareció decodificar entre ellas una nemesia que inmediatamente descarté, no me gustó asociar mis dibujos con un insecto para mí asqueroso, aunque sé que a Hele no le gustaría que me exprese así, ella es bichera al máximo ha llegado a tener en su casa una culebra de agua que dicen que es inofensiva, pero, yo he visto al reptiloide molesto, silbando y moviéndose como para atacar, un verdadero espanto, no me quiero acordar, pero estimulada por el sangre fría imaginé una campera con un cinturón con lengua bien larga y ¡Sí! Me gustó…Anduve en medio de un pensamiento divergente que iba por cualquier lugar, descubrí algunas formas que desarrolladas podrían advenir diseños originales y muy interesantes. Era un buen momento para juntar todas las piezas del rompecabezas, las cantidades precisas que le requerían a Patricia para el envío, los presupuestos que yo ya tenía para la compra de materiales y precio de costura, el packagin, los porcentajes para la devoradora, en fin era hora de analizar y decidir. Quise incluir los aportes que me hubiera hecho Juan, algo podía imaginar. Recordé una frase hermosa que alguna vez leí en un reportaje que le hicieron a Rosa Montero “El ser humano es un animal fundamentalmente creativo, todos dependemos de la imaginación para sobrevivir” Estaba segura que yo no sólo sobrevivía sino que también vivía porque muchas veces lo imaginaba a Juan, junto a mí, lo imaginaba en mis diálogos internos, con amor, con un amor inagotable.
Esa tarde de domingo fue bastante productiva, había resuelto varias cosas y organizado una serie de dudas para consultas que debía realizar el día siguiente. Cuando el tallo de la rosa que, elegantemente decora el cuadrante ovalado, coincidió con las dos agujillas en la hora seis me decidí a descansar un poco, la terraza me ofrecía un espacio contenedor, tranquilo con un paisaje de edificios a lo lejos, otros más cercanos, techos con sus tejas rojas por doquier y un verdor con algún colorcillo florido que engalanaba el entorno. Estaba tranquila, bien, un poco cansada, pero lo sentí como normal, había pasado varias horas muy concentrada con mis pensamientos que iban y venían, avanzando en mi trabajo. Abrí el pequeño armario que está apoyado en la pared que linda con mi vecino, Virginia suele guardar allí las tijeras para nuestra pequeña selva en bonsai, una bolsa de tierra con nutrientes, un frasco de insecticida y por supuesto los guantes y gorro que conforman su uniforme de jardinera fiel, fiel a mí, a las plantas, a sí misma. En el último estante reconocí la colchoneta, azul, un poco envejecida por el tiempo, que usaba mi padre en los momentos de descanso y que tuvo como morada durante muchos años el baúl del viejo Fiat 128. La tomé entre mis manos y la acerqué a mi pecho, la desplegué y me tiré en ella, miré el cielo largo tiempo. Me sentí hundir como Alicia en una oscuridad inmensa, mientras bajaba veía imágenes tal como las veo en mi computadora, todas ellas parecían resaltar las virtudes de los contenidos de diversos colores, de las pequeñas botellas que estaban a un costado. En tanto una voz suave me hablaba al oído y no dejaba de preguntarme ¿Cuánto falta para llegar al fondo?Voz e imagen emulaban a las propagandas televisivas, algunas veces no lograba escuchar bien pero seguía bajando, imposible intentar asirme de algo para escuchar mejor o empezar a subir y volver a mí, a mi vida. La Jalea Real, líquido, alimento único de la reina, Jalea Real, elixir valioso fuente de vitaminas del complejoB, Jalea Real, tónico energético, estimulante, para mayor resistencia mental, Jalea Real, retarda los efectos de envejecimiento prematuro, Jalea Real, proporciona vitamina E, especialmente necesaria en la reproducción y el embarazo. Me vi llegar al suelo, miré hacia arriba las luces tenues de las pantallas de los monitores se habían apagado pero la voz a modo de eco repetía incesante a decibeles cada vez menores hasta hacerse inaudible la última frase. Miré mi cuerpo no mostraba señales de preñez, me sentí aliviada, dispuesta a seguir. Corrí una rama que me molestó y al hacerlo se convirtió en una nuez gigante, me puse de pie, caminaba lento pero segura, no temía a nada, los árboles enormes, mostraban flameantes ropas tendidas en sus ramas, extrañas, telas y formas que nunca había visto y aunque un poco desdibujada, la rama más alta estaba embanderada por el gobelino de Eulalia. Seguí caminando y divisé a un hombre que corría. Hasta donde mi vista llegaba percibí un nutrido agrupamiento de abetos que en hileras desordenadas lo cubrían todo y que a modo de pantalla ocultaban transitoriamente la silueta del desconocido, luego, volvía aparecer cada vez más pequeña en medio de los delgados hiatos que nacían entre un árbol y otro. El misterioso personaje iba de prisa y lejos de alcanzarlo, su paso rápido, lo distanciaba cada vez más de mí.
- Hola, Annabella, bueno… no estás… te dejo un mensaje, llamó Marcela, la hija de Noemí, mi prima, tiene el dato que te prometió de una tal Alba, llamala, ella trató de ubicarte en el celular pero está fuera de servicio. Dónde estarás? Ja ja ja espero que valga la pena, raro en vos, ¡No encontrarte a las doce en tu casa!. ¿Mañana no laburás?


Reconocí la voz de Myrhiam, la grabadora de mensajes, otra de mis colaboradoras, oficiaba de secretaria y tomó el mensaje. Me levanté, me dolía un poco la espalda, seguramente la mala posición de varias horas. No entendía cómo había entrado en aquel sueño que se llenó de imágenes bizarras, tomé el pequeño anotador nuevo, reluciente acomodado al lado de la notebook sobre la mesita arriñonada, encendí la luz y escribí muy rápido el sueño, antes de que se desvanecieran las imágenes y las voces e hicieran el camino inverso hacia mi mundo en sombras. Semejante sueño iba a ser un festín para mi primera sesión de febrero, seguramente Loretta me iba ayudar a hacer una buena disección de él, aunque yo ya estaba haciendo algunas ligaduras.

CONTINUARA.